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En un mundo que avanza a un ritmo acelerado, donde el conocimiento se transforma constantemente y la tecnología redefine nuestras formas de aprender, hay algo que permanece como brújula interior: la espiritualidad.
En la Red de Colegios Semper Altius, entendemos que formar a nuestros alumnos va mucho más allá de transmitir conocimientos. Por eso, uno de los pilares que sostenemos con convicción es la formación integral, aquella que cuida la mente, el cuerpo y también el alma. Y en ese camino, la fe no es un complemento… es un cimiento.
La espiritualidad no se limita a los espacios de oración en el colegio o a las celebraciones litúrgicas. Se cultiva en lo cotidiano: en un gesto de gratitud, en una conversación sobre lo bueno, en la capacidad de reconocer a Dios en lo simple.
Cuando una familia vive la fe en lo ordinario, está formando a sus hijos en algo profundo: la certeza de que no están solos, de que la vida tiene sentido y de que amar vale la pena.
Aunque en el colegio acompañamos esta dimensión, es en casa donde se enseña. La manera en que se bendice la mesa, se reza antes de dormir o se hablan de las emociones con mirada trascendente, marca en los niños una comprensión del mundo mucho más plena.
La fe vivida en familia no solo crea vínculos más fuertes: genera raíces que sostienen para toda la vida.
La formación católica se cultiva y guía a través de la vivencia de la fe: oración, sacramentos, vida de comunidad y formación en valores. Esto forma a personas íntegras que viven con sentido.
1. Fortaleza interior y resiliencia: los ayuda a enfrentar momentos difíciles con esperanza.
2. Desarrollo de valores: fomenta el respeto, la generosidad, el perdón, la empatía.
3. Sentido de pertenencia: los niños descubren que son parte de algo más grande.
4. Autoconocimiento: les ayuda a reconocer sus emociones y conectarse consigo mismos.
5. Agradecimiento y alegría: fomenta la gratitud y el asombro ante lo cotidiano.
6. Conciencia moral: forma una brújula interior para tomar decisiones con criterio.
7. Paz interior: la confianza en Dios les da seguridad ante los cambios que se enfrenten.
8. Vínculo familiar: compartir la fe fortalece el amor y la comunicación.
9. Trascendencia: les da una visión de la vida más profunda y con sentido.
1. Desde la relación, no desde la obligación: "La religión no es solo ir a misa, es conocer a Jesús que te ama".
2. Con ejemplos cotidianos: "Cuando compartes o perdonas, estás amando como Jesús lo haría".
3. A través de historias: contar las parábolas como cuentos.
4. Respondiendo con sencillez: "Dios está en todas partes, pero sobre todo en tu corazón".
5. Con el ejemplo: ver a sus padres rezar o dar gracias es la mejor lección.
6. Con gestos y símbolos: una vela, una cruz, un momento de silencio... hablan más que mil palabras.
Educar a un alumno en su dimensión espiritual significa ayudarle a descubrir su valor, a mirar a los demás con empatía y a vivir con esperanza.
Significa mostrarle que el éxito no se mide solo con logros, sino con la capacidad de amar, de servir y de ser fiel a lo que cree.
En la Red de Colegios Semper Altius, creemos que el verdadero crecimiento comienza desde dentro. Por eso, cada espacio, actividad y decisión educativa busca también formar el corazón.
Que estas vacaciones sean también una oportunidad para vivir la fe con alegría, para conversar más en familia sobre lo importante, y para enseñar que Dios no se toma vacaciones: camina siempre con nosotros.