La importancia de los pequeños momentos de oración en familia

Aprovechemos esta oportunidad para recordar lo especiales que pueden ser los pequeños momentos de oración, tanto personales como en familia, para volver la vista y el corazón a Dios, que está más cerca de nosotros de lo que nos podemos imaginar.

Para la oración no se requiere de mucho tiempo o de preparaciones complejas, son simplemente momentos en donde podemos recuperar la grandeza de voltear la vista a Dios y descubrir lo fácil que es.

Con los más pequeños, una oración sencilla o una jaculatoria son suficientes, dejándolos que ellos mismos expresen lo que sienten y hagan sus peticiones a Dios. Con los mayores, dejando que se expresen en voz alta si ellos así lo deciden.

Algunos momentos para orar durante el día:

  • Al iniciar el día:

Pedir a Dios por nuestras intenciones y agradecerle por todos los dones que de Él recibimos todos los días, con una expresión sencilla desde el corazón, con un pensamiento de lo que estamos viviendo.

  • Ofrecer el día:

Especialmente por alguna intención que acordemos en común y darle así un enorme valor a las pequeñas tareas que llevaremos a cabo durante el día.

  • Bendecir los alimentos:

Esta oración la puede dirigir un miembro diferente de la familia para cada comida. Es momento de aprovechar también para elevar el corazón a Dios con la oración que el mismo Jesús nos enseño, el Padre Nuestro, seguido de una oración espontánea de acción de gracias por los alimentos y dones recibidos e intercediendo a Dios por quienes no tienen el alimento material o espiritual.

  • Al terminar el día:

Dar gracias a Dios y pedir su bendición para cada uno de nosotros, y para el mundo entero, especialmente por aquellos más necesitados.

  • Recordemos a María:

Como Madre cuida e intercede por nosotros ante Dios, bastará un Ave María, tal vez al iniciar el trabajo de cada día o al finalizar la tarde; o bien, puede ser un misterio del Santo Rosario que no toma mucho tiempo.